viernes, julio 22, 2005

Anteojos de izquierda y ojos de derecha. Ojos de izquierda y anteojos de derecha, por Lucas Lehtinen

La perspectiva política a lo largo de la historia de occidente marca la preponderancia de dos ideologías contrapuestas Derecha e Izquierda / Izquierda y Derecha, que han definido una manera de construir la sociedad, tanto desde el aspecto político, económico y moral. La distinción tiene su origen histórico en la Revolución Francesa, precisamente en el año 1789, cuando se llevó a cabo la Asamblea Constituyente para crear la primera república francesa, allí los grupos identificados como girondinos (derecha) y jacobinos (izquierda), fueron reducidos a los términos derecha y izquierda por su ubicación en el recinto. Pero si mera distinción se refiriera a una cuestión de espacio, nada bastaría analizar, lo sustancial que los diferenciaba era la forma en que querían organizar el Estado. Los primeros interesados en preservar el Antiguo Régimen, manteniendo la monarquía y un orden basado en la legalidad del sistema y evitar la escisión de la iglesia del Estado manteniendo, así unido lo público y lo privado, los jacobinos en cambio la propuesta de la ruptura con el trono y el altar, por su incompatibilidad con la soberanía popular, instaurando un gobierno revolucionario. Finalmente, los Jacobinos se impusieron a los Girondinos, instaurando luego de la mano de Robespierre, Daton y Marat lo que se conoció como el Terror, que sólo Bonaparte detuvo instaurando así el Imperio.
Esta construcción ideológica, muestra la primera contraposición, ya que por un lado la orientación de la sociedad hacia un modelo ordenado, estable, y hasta previsible del comportamiento humano, fundado esto último en la ley, como rectora de lo social, es decir la idea de la seguridad para afianzar la estructura social, por otro lado una apuesta al cambio como modelo para diseñar una sociedad basada en la igualdad, fraternidad y libertad.
Justamente, la evaluación de la libertad entre una y otra postura marca la siguiente contraposición. Esta idea va relacionada a otra discusión del siglo XIX, contemporánea a la revolución, se trata de la propiedad. Locke establecía que los gobiernos se instituían para sustentar este derecho, "el derecho de propiedad es el guardián de todos los demás derechos, y despojar de él a las personas es en realidad privarlas de su libertad". De esta manera, para la derecha, el acceso a la propiedad era como un ticket hacia la libertad personal, es decir mientras uno más rico era, más tenía, menos dependía de los demás. Este postulado de la propiedad privada contribuyó a crear un límite entre lo mío y lo tuyo, entre lo que me pertenece y los otros. Esta idea tuvo sus detractores, entre ellos algunos participantes en la revolución. Rousseau, en su Discurso sobre el origen de la Desigualdad postula: "La primera persona que, habiendo cercado un terreno, tuvo la idea de decir esto es mío, y encontró a gente lo bastante simple como para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuantos crímenes, guerras, asesinatos y horrores hubiera ahorrado al género humano el que arrancando los postes o llenando el foso, hubiera alertado a sus semejantes: NO escuchéis a ese impostor. Estáis perdidos si olvidáis que los frutos pertenecen a todos y la tierra a nadie". Al igual que Marx veía, en la propiedad un obstáculo; un flagelo a la civilización que no permitía al hombre concretar su libertad. Tanto el Estado, el Derecho y la Estabilidad creada eran pura y exclusivamente para sustentar ese privilegio burgués. Ergo la distinción entre los que no tienen y los que tienen, se equipararía para unos por la mano invisible del mercado, y para otros aboliendo esa propiedad.
Pero esta diferenciación de valores, continuo con la antinomia en el decurso de los siglos, la lucha de unos y otros por imponerse los llevó a puntos de vista ciertamente irreconciliables, sustentando sus ideales de origen, por un lado igualdad (Izquierda) y por el otro libertad (derecha).
La persistencia de la diferencia llevó a ambos a aniquilarse en la arena política, proclamando victorias del uno sobre el otro. Sin embargo, ninguna proclamación fue hecha tan fuerte y pomposa como la destrucción del comunismo de la Unión Soviética que más regocijante para un hombre de derecha que mostrarle al mundo que la realización de la idea había fracasado, luego de la caída del Muro de Berlín en 1989, y la adopción de políticas liberales económicas a través de los procesos de la Glasnost ("Transparencia Política") y la Perestroika (Reestructura). En aquel momento, parecía que la extinción de la Izquierda era un hecho, la globalización y la liberalización económica expandida por el mundo hacían creer aquello.
La realidad, muestra que este quiebre permite preguntarnos dos cuestiones: la primera ¿Este es el fin del Antagonismo Ideológico?, en caso de ser negativa la respuesta, podemos formular la segunda ¿Acaso existen en estado puro la Derecha y la Izquierda?.
No, este momento histórico no marca el fin del antagonismo, por el contrario, afianzo aún más las diferencias, pero a su vez introdujo propuestas mediadoras entre diestros y siniestros, puesto que las consecuencias del efímero unicato liberal (exaltación de la desregulación económica, abandono del estado interventor, carencia de políticas sociales), principalmente durante los primeros años de la década del noventa, permitió reflexionar sobre sus propuestas. Es más la situación internacional marca una clara contraposición entre distintos modelos, quizás no en el sentido tajante de la vieja contraposición, pero si en la esencia de sus principios.
Los modelos originarios han mutado, en verdad han extendido sus límites y sufrieron un gran cambio interior. La Izquierda ahora puede diferenciarse en por lo menos tres divisiones: Socialismo, Centro Izquierda o Progresistas e Izquierda Extrema y en tantos movimientos que son difíciles de distinguir para el observador común. También, la Derecha ha virado su denominación, adoptando distintas (Nacionalismos, Populismos, Centro Derecha, Etc.), disfrazando su rol y no reconociéndose como tal.
Toda ideología persigue necesariamente la obtención del poder y como tal, adoptará las medidas necesarias para concretar sus fines. Sin embargo, en la construcción de la legitimidad, muchos de los intentos de imposición consistieron en destruir al otro, para procurar la perpetuación de uno sólo en el poder.
La propagación de las democracias y el abandono en la mayoría de los países de los intentos autoritarios ha introducido en la arena política la discusión entre ideologías, pero principalmente entre sectores moderados de ambos bandos. Lo curioso, es que estas discusiones ya no implican una exaltación de los principios propios sino, en términos de Weber, una ética de la responsabilidad, un sentido más pragmático que lleva a cada uno a inmiscuirse en temas ajenos para lograr la aceptación de los sectores opuestos.
Así, para captar el voto conservador la Izquierda ha tomado un distinto rubor, ha dejado de lado sus posiciones revolucionarias, integrando a la discusión temas ante no abordados, por ejemplo discusiones sobre seguridad, coactividad de la ley, etc. También, en el mismo sentido, la Derecha ha flexibilizado sus posturas, y se ha introducido en la discusión de temas considerados de Izquierda, educación, respuestas a las demandas sociales, etc. Toda esta marea de posturas hace confundir en la actualidad sobre la implicancia de ambos términos tornándolos incluso ambiguos, a la hora de clasificarlos. Esto condujo incluso a la duda, la controversia entre partidarios de los respectivos pensamientos. Este pragmatismo de partidos políticos "catch up", llevó por ejemplo a la izquierda francesa a flexibilizar sus posturas en las últimas elecciones presidenciales, para captar el voto de altos sectores sociales, haciendo insípido su rol en la elección, por la flexibilidad en la defensa de sus principios.
Pero, la similitud en los temas tratados implica necesariamente flexibilizar roles o por el contrario es una estrategia más de la antinomia. Resulta esto último más apropiado para explicar la mutua dependencia de ambas en la negociación por el poder. Sino observemos la esfera de la personalidad donde las posturas entre ambas permanecen innegociables, así matrimonios gays, procreación asistida, etc; marcan la diferencia, esta es una diferencia que parece ser clara, pero si analizamos el fenómeno en una realidad particular, en un estado concreto.
La complejidad de las sociedades posmodernas, contribuyo no sólo incluso a cambiar la percepción del fenómeno, sino que a su vez cambio la racionalidad política. En referencia a lo primero no se pueden formular una universalidad divisora entre derechas e izquierdas, puesto que según la conformación de la estructura social – política de cada Estado, podríamos establecer una clara línea divisoria, pero quizás esa clasificación sea arbitraria si comparamos esquemas de distintos países.
En cuanto a lo segundo, la búsqueda de ascenso al poder estableció nuevas pautas que han permitido que cada ideología licuar sus ideales, establecerse con una suerte de máscara confundiendo así al elector o por lo menos nos permite dudar acerca de si verdaderamente representan a sectores de la sociedad como su contraposición indicaba en un primer momento.
Todo ello lleva a concluir que es distinta la apreciación teórica que practica de las ideologías en el transcurso del tiempo, incluso en la actualidad donde la idea de principios divisores ha dejado de ser un límite entre los unos y otros, para convertirse en una simple postura utilitarista al fin político.