viernes, julio 22, 2005

Desierto, por Hernán García

Tres días con la mente y la página en blanco (y otro tanto leyendo desde hace un par de semanas, con las páginas desbordadas pero escritas por otros)... No es que no se me ocurra una que otra boludez. De hecho, créanme, tengo algo escrito... pero lo siento como una excusa, un cumplido, una gran mentira. Una alienación (no es propaganda marxista: me recordé frente al papel, y supe que esa era la palabra exacta: un supuesto obrero de la palabra que sólo tiene falsas palabras y no se encuentra a sí mismo en las letras que produce).
También tengo una que otra idea, pero resulta que descubro que no son mías, que ya están dichas y no vale la pena (me digo apenado a mí mismo) que reproduzca si están escritas maravillosamente por sus autores, si cualquier libro de historia del secundario sabe más que yo de revolución francesa, si cualquiera que esté interesado hoy en la izquierda puede consultar a Negri, Laclau, Zizek, Borón y, por qué no, Marx, Lenin, Gramsci, Frankfurt, etc, etc, etc. Sin excusas: la responsabilidad es mía y sólo mía (y quizás de Cristo y de Sartre que se hicieron cargo de toda la humanidad), pero me niego a publicar algo en lo que no creo, por el solo hecho de salir en la web (como un olímpico webón), por estar presionado ("comprometido" le dicen otros) por una fecha límite... Lo hablamos esta noche... prometo llevar ideas (para no ser un crítico escéptico desesperanzado destructivo y despiadado) y látigos (para que, merecidamente o no, me caguen a azotes por mi irresponsabilidad ciudadana, mi falta de fe o mi traición al Partido, o mi escepticismo burgués).